HORNO DE CAL artesanal en el monte. Elaboración con piedra caliza y arbustos secos | Documental

HORNO DE CAL artesanal en el monte. Elaboración con piedra caliza y arbustos secos | Documental

En la villa de Agüero, presidida por susgigantescos mallos, se encuentran las dos materias primas necesarias para la fabricaciónde la cal: La piedra caliza que se desprende de las paredes y los arbustos que crecen espontáneamentepor las laderas. El viejo horno de Hilario Artigas, situadoen las faldas de la montaña, va ponerse otra vez en funcionamiento para quemar una hornadade cal. El primer trabajo que Hilario debe realizares preparar los 250 "fornigueros", de 30 a 35 kilos cada uno, que serán necesarios paraquemar el horno. Los "fornigueros" son grandes fajos de ramas de aliagas, romeros, bojesy todo tipo de arbustos que produzcan mucha llama y poca ceniza. Además de servir de combustible para la cocción,la preparación de los fornigueros supone una limpieza de las laderas de la montañamuy provechosa para que pueda pastar el ganado. Como el trabajo es duro, de vez en cuando,Hilario y su hijo Eugenio hacen un alto para echar el cigarro. "Como cuando voy ta viña a picar. 35 minutosde picar que me cuesta un cerro y 25 de descanso para fumar. Pero claro, enciendes o cigarroy te lo acabas antes de completar los 25 minutos, porque viene a durar un cigarro de estos de12 a 13 minutos, y al tiempo de itene pues otro cigarro, y así son dos, de ir y venir. A golpe de jada, un hombre suele hacer de10 a 12 fornigueros cada día. Después de cortados, los caleros dejan amontonados losarbustos, pero con las aliagas en el fondo, para que, cuando los transporten hasta elhorno, no se les claven los pinchos en la espalda. Sobre los fornigueros, Hilario coloca unaspiedras para que el viento no levante las ramas. "Aparte de pa que se amolde la leña, paraque no se la lleve el aire cierzo." Durante un par de meses, sobre la ladera dela montaña van a quedar amontonados los fornigueros hasta que hayan perdido toda la humedad. Mientras los "fornigueros" se van secandoal sol, Hilario, ayudado por su hijo, va a limpiar el horno y sacar toda la tierra queha caido en el interior desde que fue utilizado por última vez. "Aún está bien. A boquera es lo que peorestá. Habrá que restaurala un poco. Lo demás, al estar recubierto, no se ha gastado." En el horno todavía quedan restos de caly ceniza de la última hornada, que Hilario deberá sacar antes de emburar las paredes. En la masadera, este artesano prepara unamezcla de arcilla y agua para recubrir las paredes del horno. La arcilla tiene que ser de buena calidad,y por eso, Hilario la tiene que traer con calderetas desde un terrero alejado del horno. Y para descansar, un buen trago de vino antesde empezar a emburar. "Si tan güeno me sabe como bien me ha caido..." Hilario conoce bien la técnica de obtenciónde la cal, pues se inició en este trabajo durante su juventud. "Con 12 años, a los doce años, con mi abueloque era albañil." Mientras Hilario lava las paredes, Miguelle va alcanzando las calderetas de barro. "¿Quieres otro?. Sí, ¿Que pensabas queíbamos a fumar ó qué?.Cuando acabe o caldero éste, entonces." Como las paredes del horno son de arcillaporosa, se corre el riesgo de una pérdida de calor durante la cocción. La capa de barrocon la que Hilario cubre las paredes, cuando se encienda el horno, quedará cocida y haráel efecto de una olla de cerámica, conservando mejor el calor. La caliza se encuentra con abundancia en elmonte de Agüero, procedente de las piedras de distintos tamaños que se desprenden delos mallos. Hilario, ayudado por su nieto Antonio, poco a poco, transporta con calderetaslos miles de kilos de piedra que necesitará para llenar el horno. "Pues yo creo que, aproximadamente, de 6 a7.000 kilos. Al cocerse pierde peso." Los bolos de piedra que están más lejos,los llevan con la "cibiella", más cómoda y práctica que las calderetas, porque enella se reparte mejor el peso. Llega el momento del llenar el horno. Conmucha habilidad y paciencia, Hilario debe construir una falsa bóveda, partiendo delaparador que divide el interior. En este trabajo de "parar" el horno, el calerodebe ajustar las piedras entre sí. Cada hilada de piedras está ligeramente desplazada haciael interior y, para que no se caigan, las va pisando con otras por su parte trasera. "Cuando las pisas por atrás, entonces setienen." Poco a poco, por la aproximación de las hiladas,Hilario va dando forma a la falsa bóveda, moviéndose con apuro entre las piedras queapenas se sujetan entre sí. "De momento que no sean muy gordas, por elpeso. Después, conforme van subiendo, ya puedes meter más gordas, pero de momento,no, que si pesan mucho para adelante hacen vencer la bóveda." La estrechez del agujero le impide a Hilariolos movimientos entre las piedras y corre el riesgo de tirar la obra realizada. Es elmomento de salir al exterior para colocar las piedras desde arriba, apoyándose conmucho cuidado sobre las orillas que ya están más consolidadas. Una vez que está cerrada la falsa bóveda,las piedras se sujetan unas a otras y desaparece el riesgo de hundirse el horno. Cuando alcanza el nivel de la superficie,Hilario termina de llenar del horno. Ahora sólo quedará esperar a que lleguen díasde climatología favorable para iniciar la calcinación. En un día previsiblemente apacible, Hilario enciende el horno al amanecer, con el finde disponer de toda la jornada para controlar el fuego y llevar la cocción a su punto ideal.En este momento comienza la parte más importante y delicada del proceso, que durará tres díasy dos noches: la calcinación. En las primeras horas, las piedras desprendentoda la humedad que llevan en su interior, y es precisamente su evaporación la causade la gran humareda que se forma. "Ya verás ahora, como arriba está todo mojau." Con el "forcón" o pincho de madera, Hilarioaproxima los "fornigueros" secos hasta la boca del horno. Para protegerse de los pinchosde las aliagas se cubre la espalda y la cabeza con un saco viejo. La alimentación del horno debe ser continuay uniforme para que vaya subiendo la temperatura en el interior, por eso, los "fornigueros"son de ramilla fina y hojas que producen más llama que brasa. "Pero cuando está todo caliente hasta arribasale a llama, mejor que o fumo por arriba. Ya lo veréis." A medida que la temperatura aumenta, las piedrasdel interior cambian su color por un tono más blanquecino. A media mañana, el agua que llevan las piedrasya se ha evaporado, y el humo empieza a salir más negro. Pero Hilario debe seguir manteniendola intensidad de la llama. "Que haga llama. Hay que continuar, siempreque se ve llama. Bien. Controlar que haya siempre llama." El trabajo se intensifica y Eugenio ha venidoa ayudar a Hilario. Trae cuatro "pugones" de madera que utilizarán para empujar laramilla y remover la brasa. Ahora Hilario ya se puede permitir un pequeñodescanso para "echar un bocado", mientras Eugenio alimenta y controla el fuego. Tanto los vecinos de Agüero como los buitresque ocupan las oquedades de los mallos, están pendientes de esta actividad de la familiade Hilario Artigas. El interior del horno ya ha alcanzado los900 ó 1.000 grados ideales para la calcinación de la piedra y ahora sólo queda mantenerla temperatura. Mientras Antonio alimenta el horno, Hilario y Eugenio aproximan el mayor número de "fornigueros" hasta el fogón. Ahora el proceso es lento y sencillo. Simplementehay que atender y mantener el fuego. "Cuando baja la llama entonces, que no le faltellama dentro el horno." Los días de aire retrasan el proceso de lacocción porque le impiden al fuego seguir su curso normal. "Lo revoca, se sale el calor para fuera, o seaque malos. Y encima te envuelve de humo y de todo. ¿Ves lo que hace el aire, revocarla llama para aquí, tenía que chuparlo para arriba. Si la cal no corre prisa, Hilario siempreha preferido los días apacibles de primavera o de otoño para hacer las hornadas. "Hola, pues esperar a que haga buen tiempopor la comodidad de que no te impida el tiempo, ni que haga frío ni mucho calor. Si hacemucho calor, mal y si hace frío, mal también, por las noches. El mejor tiempo, el mes deabril y de mitades de septiembre y octubre." "Si está este Antonio para echar, ya subiremosde ahí abajo, que cuesta menos, pero hay que preparar treinta y tantos para esta noche." Antes de acabar el día, estos caleros debentener preparados, junto al fogón, suficientes fornigueros para alimentar el horno durantetoda la noche, evitando así desplazarse a oscuras por el monte. Al anochecer, Eugenio sustituye a Hilario.Como por el día, hay que seguir echando fajos de ramilla en el fogón . Cuando hay mucha brasa, Eugenio procede a"sobrasar" con el "punchón", labor ésta que consiste en remover y extender las brasaspor el fondo, para que se consuman mejor y quede más capacidad. Al día siguiente, con el retradero, Hilariosaca las brasas y cenizas que se han ido acumulando durante la noche. De este modo, hay más espacioen el interior para seguir echando fornigueros. Este segundo día ha salido nublado y conriesgo de tormentas primaverales. "Qué nubarrón ye allí, amenazándonos." La tormenta ha estallado, pero el procesono se puede detener. La lluvia, si no es muy intensa, con el calor desprendido, se evaporaantes de llegar al interior del horno. La tormenta ha pasado. Hilario y Eugenio siguenalimentando el horno. Cada vez que echan un fajo de ramilla, el fuego sale rápidamentepor la parte superior, lo que indica que la cocción sigue un curso normal. Toda la jornada ha transcurrido entre portear"fornigueros" hasta el fogón y mantener la llama. A medida que el fuego aumenta su intensidad,la tarde se va apagando para dejar paso a la segunda noche. Eugenio vuelve a quedarse sólo para mantenerla calcinación durante otra noche larga y solitaria. La brasa se ha ido amontonandoy debe limpiar el interior para dejar espacio. El proceso está muy avanzado. Las piedrasque ocupan la parte más alta del horno se han puesto al rojo vivo envueltas por el fuego. Al tercer día, la cal ya está casi cocida.Con el retabillo, Hilario y Eugenio sacan las cenizas del fogón. A medida que avanzael proceso, esta operación hay que repetirla con más frecuencia, pues es mayor la cantidadde brasas y cenizas que se acumulan. La necesidad de alimentar continuamente elhorno, obliga a Hilario y a su familia a hacer las comidas en el entorno de la "calera" durantelos tres días de la calcinación. Las piedras ya están blancas y aparentementecocidas. Aunque los días han sido fríos e intempestivos, han llegado pocas tormentasy el proceso se está desarrollando en el tiempo previsto. "Por el frío sí, se quema bien, pero sillueve no se queda bien, y tienes que darle tiempo porque si no, se queda sin quemar laleña. Lleva más tiempo y menos calorías que despide a leña mojada." Ya han transcurrido los tres días y dos nochesque Hilario tenía previstos para calcinar el volumen de piedra que había en el horno.Por el color blanquecino y por la experiencia que tiene en cocer hornos de cal, al atardecer,Hilario da por terminado el proceso. Con una chapa y tierra, cierra la boca delfogón, dejándole una pequeña abertura para que la piedra se vaya recociendo."Vamos a tapalo un poco con tierra, dejando esa abertura de arriba, y aun me parece muygrande, pero en fín, yo creo que centímetro más o menos." Durante una semana, aproximadamente, el hornopermanecerá casi cerrado, perdiendo su calor lentamente. Han transcurrido diez días y el horno yase ha enfriado. Una buena señal de que la cal está cocida es que la bóveda de piedrasse ha hundido. "Bien, bien. Pues es señal que está biencocido." Nuestro amigo el calero empieza a sacar lacal por la parte superior del horno. Su nieto Antonio le ha venido a ayudar para transportarlas piedras de cal y almacenarlas en recipientes metálicos hasta que se vayan a utilizar. "Se ha sacau el 70 % de cal. La que estábien cocida pesa mucho menos, pierde por lo menos un 30 ó 40% de peso." Las piedras pesan poco y se rompen con facilidad,eso es indicativo de que la cal se ha cocido bien. No obstante, el interior de algunaspiedras que estaban en lo alto del horno no se ha quemado y han salido "tizas". "Este trozo está cocido, lo demás se hacaido, y éste es el trozo de tiza que queda. Por ejemplo, ésta está toda cocida y éstaya se ve el corazón que no ha terminau de cocer. Matar un poco, a ver qué tal cocidaestá." "Matar la cal" se llama a la reacción quese produce al mojar la cal viva con agua. En este proceso violento la cal absorve elagua y desprende una gran cantidad de calor. "Cuando se mata quema a más de 200 grados.Está bien muerta. Cuando se mata en particular, hay que tener mucho cuidado porque salpica,y hay quien se ha quedado sin ojos, como un hombre de Ayerbe, que se quedó tuerto conuna gota de cal que le cayó." "He estado probando. Se ha deshecho bien yya está para ponerle más agua, y guardarla para blanquear. Siempre cubierta de agua, siemprecubierta de agua, para blanquear, si es para la obra, en polvo, que se deshaga ella sola." Al recoger las piedras, Hilario las seleccionauna a una por su calidad, dejando las "tizas" a un lado y los trozos pequeños y el polvoa otro. "Ven a cambiar éste Antonio." Antonio recoge las piedras en los bidonesherméticos para evitar su contacto con la humedad del ambiente. Allí quedarán almacenadashasta que tengan que ser utilizadas en cualquiera de sus múltiples aplicaciones. Uno de los usos que Hilario le va a dar ala cal, es para blanquear las paredes de la caseta del huerto. Antiguamente, la cal reservadapara el blanqueado se mataba en unas grandes balsas con agua, y se formaba una masa pastosay homogénea de tacto graso. Allí se conservaba hasta su uso, con una capa de agua por encima. Con dos partes de tierra por una de cal, Hilarioprepara la argamasa, que le va a servir para revocar las paredes de tapial de la caseta,que han sufrido los desperfectos propios del paso del tiempo. Hilario aprovecha el poder caústico y desinfectantede la cal para impedir que los insectos suban a los árboles frutales. "Blanquear los árboles para la desinfestión,que es mejor que el sulfato." Hacía muchos años que Hilario Artigas nococía una hornada de cal. Por iniciativa de la Asociación CIDER PREPIRINEO, este veteranocalero ha vuelto a encender el horno una vez más, con la esperanza de que este viejo oficiono caiga en el olvido. Las sencillas herramientas quedan a la esperade que alguien tome el relevo, aunque sólo sea para hacer una demostración anual deeste proceso productivo que, en otros tiempos, fue de gran utilidad en todas las comunidadesrurales.

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