ALQUITRÁN O BREA de los pinos. Obtención y uso tradicional para impermeabilizar barcos | Documental

ALQUITRÁN O BREA de los pinos. Obtención y uso tradicional para impermeabilizar barcos | Documental

El monte de la localidad burgalesa de Quintanarde la Sierra, es un ejemplo vivo de que la convivencia entre los hombres y la explotación maderera de los bosques es posible e incluso beneficiosa para la Naturaleza. Fueron muchos los oficios cuya actividad sedesarrollaba en estas grandes masas forestales y que con su aprovechamiento económico ayudabana mantener limpio y fértil su interior. Carboneros, carreteros, tejeros,... y entreellos los pezgueros. Hombres que, arrancando las viejas raícesde los montes para elaborar la pez, facilitaban la regeneración de los árboles nuevos. La vida de los pezgueros era muy sacrificada. Su trabajo comenzaba con la búsqueda de lamateria prima en el bosque. “Pues ahora estamos preparando al animalpara marcharnos al monte a aplicar el día para sacar unas rajas de tea para poder hacer loque eso de la pez y claro para ganarnos la vida que es lo único que se puede hacer poraquí”. “Vamos Platero que hoy te vamos a empaquetar”. Algunos veteranos pezgueros de la Quintanarde la Sierra, guiados por un afán de recordar este viejo oficio, han decidido recuperaruno de los casi cuarenta hornos de pez que tenía el Monte de “La Dehesa” en sustiempos florecientes, desde que Carlos IV ordenó instalar aquí la Real Fábrica deBetunes que abasteciera de alquitrán para impermeabilizar la madera de los barcos. “Mira, qué repelo tiene ahí”. La madera de pino es la materia prima conla que los pezgueros elaboran la pez, y más concretamente, las raíces de los árbolesque llevan años abandonadas en la tierra y que en la zona de Quintanar se denominantoconas. Las herramientas utilizadas en esta tareason los hachos, tan afilados que se puede llegar a cortar un pelo en el aire, y la azadade picas, para limpiar el terreno y facilitar los cortes. “Esta es la azada y esta es la pica, conla que se van cortando todas las raíces pequeñitas que salen aquí entre las juntas éstas. Y éste es el misterio de la azada de pica”. Este trabajo de extraer las toconas a golpesde hacho y azada, su transporte hasta el horno y la fragmentación en teas son las tareasmás agotadoras de todo el proceso. Pero el empeño que ponen los pezgueros seve recompensado por la alegría de encontrar raíces de las que se puede extraer abundantealquitrán. “Pues esta es una raja de casillosa quees la mejor tea que hay, más blanda y mejor para sudar. Todo esto que suda por aquí es la resinaque es lo que se hace alquitrán. Pues ya ves que es más blando, pues comoresina y no tiene más. Ahora hay que limpiarla bien para que sudepor los cuatro costaos cuando se meta en el horno”. Una vez cortadas las cachas, los pezgueroscalculan once cargas para completar la hornada. “Entonces hay que cargar bien al borricoporque el camino hasta el horno es largo”. Las cachas o rajas hay que picarlas en trozospequeños, regulares y con la mayor parte de cortes posibles para que la resina se deslicecon fluidez y no se atrape, evitando así que el fuego los consuma de inmediato. “Todo esto hay que quitarlo. Porque el resultado es que si esto no se quitaría,el alquitrán o la resina, como se quiera llamar, se filtraría todo por entre la malezaésa y no escurriría ni gota y se consumiría todo en la porquería que tiene aquí la rajade tea”. Esto a simple vista, uno cualquiera aunqueno entienda, se da cuenta de que es una hermosa tea, ¿no? Es toda por igual, es roja, la vas a pelary sale corte de tea de cualquier forma, ¿no?”. Cada poco tiempo los pezgueros tienen quedar aguzadera, es decir, afilar el corte del hacho para que trabaje bien y colabore conla fuerza de los golpes. Según el bosque en el que se arrancaba latocona o su estado de conservación, las teas se clasificaban en diferentes calidades: “casillosa”,“betiminuda”, “jarriosa”, “pedroñera”,... En el picadero las teas van tomando la formay tamaño definitivos a golpes de hachos grandes y pesados que permiten picarlas con fuerzay rapidez. “Con una hachita pequeña, por ejemplo,no puedes hacer esto, para partir esto, así de esta forma. Ni puedes, por ejemplo, que tiene mucho corte. Al no tener peso no tira, ¿sabes? Necesita peso”. Terminado el trabajo de picar la madera hayque reponer energías antes de que el recién restaurado horno de Mataca se convierta enel centro de atención. Antes de llenarlo de teas, el horno debe teneruna temperatura de unos sesenta grados. Para alcanzarla, los pezgueros calientan elinterior encendiendo unos trozos de leña. “Pues ahora prendemos esto, le damos chismarrerapara que se nos caliente”. De no existir este calor previo, las teas,en lugar de reblandecerse y escurrir el alquitrán con fluidez, arderían y se consumirían rápidamente. “Así estará hasta que vengamos casi mañanaa meter la tea”. El horno deberá arder de doce a catorce horashasta alcanzar los grados deseados. Eso significa que tienen que echar más maderapara que tenga “fomento” durante toda la noche, como dicen estos pezgueros. “Ya no echamos más”. “Está el horno muy bueno”. Dentro del horno la temperatura es la idealpara comenzar a llenarlo de teas. Uno de los pezgueros se introduce para retirarlas ascuas y limpiar la base. El último preparativo importante antes deiniciar el proceso es comprobar que el encañe que une la alquitranera con el horno estálibre de obstáculos. “Agua va. Bien corre”. “Esto son las soleras que es la base deabajo para que el alquitrán caiga y corra hacia el encañe”. “Ahí van las soleras. Colócamelas bien”. “Bueno, pues tea”. Una vez que estos pezgueros han fijado lassoleras en el fondo para conducir el alquitrán, sobre ellas colocan ordenadamente las teascargadas de resina. “Luego, ya con esta marcha, pues casi todala resina nos viene pegando aquí en la solera”. “Por eso todos estos coscorros que van saliendoprocuramos de irlos poniendo contra la pared. Eso lo decían los abuelos y será verdad. Y con esa marcha seguimos”. “Esto ahora se cierra así , de esta forma, con estas tablas, y después se echa el barro, como vamos a hacer”. La triyuela alquitranera es un pozo contiguoal horno con el que se comunica por un encañe. A ella va a parar la resina que se escurremientras el fuego consume las teas. Este agujero debe quedar herméticamente cerrado con barro y céspedes, a fin de obstruir el acceso del aire y así impedir que el alquitránentre en combustión. Mientras unos pezgueros se han encargado decerrar la alquitranera, los otros casi han terminado de llenar el horno. Las teas, amontonadas verticalmente por capasy dejando espacio libre para que corra el alquitrán, están llegando a la boquera. El tasco son las astillas más finas que seesparcen al final. Estos pedazos de madera facilitan el iniciode la combustión, al tiempo que guardan el calor que se ha generado en el interior del horno. Los pezgueros finalizan el llenado del hornocolocando losas tapaderas y hojalatas, que harán posible regular el tiro de las llamas. Tan sólo dejan un orificio, por el que prenderán el tasco de la capa superior. “Bueno, pues suerte”. La combustión va a ser lenta. Debido a la dificultad que encuentra el airepara renovarse, el horno necesitará unas cuarenta horas para quemar poco a poco todas las teas de su interior. “A la hora de la noche saldrá una llamaasí para arriba...”. Es el momento de descansar, alimentarse, comentarlas vicisitudes de la hornada y dejar que el tiempo se consuma entre las llamas. Ya han pasado cuarenta horas y hay que dejaral descubierto la boca del horno para que se terminen de quemar los restos de las teas. En la triyuela alquitranera aguarda el resultadodel esfuerzo realizado. Llega uno de los momentos más emocionantesde todo el proceso: destaparla. Tras quitar el barro que la cubre, los pezguerosse afanan por descubrir la incertidumbre de no saber a ciencia cierta qué puede pasar.0:12:45.270,1193:02:47.295“Pero si llega hasta aquí arriba, Habrá igual unos doscientos kilos. Qué espeso está esto, uff”. Con un palo, los pezgueros toman la medidadel alquitrán que se ha obtenido en la hornada. El límite de la mancha indica la suerte quese ha tenido y determina las dimensiones de la artesa. Junto a la triyuela alquitranera está lacocedera. Uno de los pezgueros se introduce en ellapara limpiarla y tapar con barro el agujero que une esta triyuela con la artesa. “Ya está el agujero tapado”. El contenido de la alquitranera hay que trasvasarloa la triyuela cocedera. Para tal fin, estos artesanos colocan unacanal de madera que sirve de unión entre ambas. El cazo, una vara larga en cuyo extremo vafijado un recipiente, es la herramienta que utilizan los pezgueros para trasegar paulatinamenteel alquitrán líquido que se desliza por el conducto hasta caer en el pozo. “Bueno, pues esta pella de barro que colocamosaquí es con el motivo de que sale algo de agua en el alquitrán, entonces hacemos esta presa, para luego con un palito por debajo sangrarlo , para coger el agua, con el motivo de cuando se vaya a quemar la pez queno chichorree”. “Sale envuelta”. “Porque el agua con el alquitrán al cocersees igual que el aceite con el agua, riñen”. Mientras unos pezgueros trabajan con el alquitrán,otros refuerzan la estructura de la artesa. Este cajón de maderas, unido mediante uncanal al encañe de la cocedera, será el depósito final del líquido que se deslicetras la cocción. “Cuando salga la pez de la cocedera quevenga caliente y cuece mucho y corre peligro a que se salga. Y entonces si se sale marcha todo el campoabajo. Y no tiene otro motivo más que no se nossalga. Bueno, aquí esto no hay más cera que laque arde. Se acabó”. La materia resinosa o alquitrán que se haobtenido tras la combustión contiene ácidos, alcoholes y otros componentes inflamablesque los pezgueros proceden a quemar con el fin de purificar la sustancia resultante. La calidad de la pez de Quintanar de la Sierraviene indicada por una pureza que los pezgueros logran cociendo el alquitrán. Esta operación resulta peligrosa por el calory la fuerza de las llamas que dificultan la tarea de revolver el contenido de la triyuelacon un palo largo llamado “horguinero”. “Porque si no se quemaría el alquitránde arriba y no se quemaría lo de abajo. Y hay que darle vueltas casi a seguido para que se vaya mezclando ya todo el alquitrán y salga ya la pez”. El mejor material para impermeabilizar lasranuras de la artesa e impedir que el calor de la pez ahueque la madera es el barro. Es muy importante evitar cualquier posible fuga sobre todo en la unión de la canal con el encañe de la cocedera. La ebullición del alquitrán dura dos horasaproximadamente. Durante ese tiempo los artesanos no puedendescuidar la triyuela ni dejar pasar el punto exacto de la pez. Las catas sirven para conocer la evolucióndel proceso. El pezguero extrae una muestra y aplica loscriterios heredados de sus mayores: el destello del trozo en el agua, mascarlo como un chiclesin que se pegue a los dientes y romperlo o troncharlo al estirar. “Cuando esté cocida debe crujir. La puedes coger y ras, no se pega a la manoni nada. Y ahora se pega. Eso nos da señal de que todavía está blando”. El tiempo pasa. Hay que ultimar los detalles: embarrar elbayarte que ahogará el fuego de la cocedera cuando esté lista la pez y disponer el suelode la artesa con los materiales adecuados. “Pa la pez sarro y se lo echamos aquí alsuelo, de esta forma extendido, para que luego cuando venga la pez pa que se enganche. Pa cuando salga fuerte que caiga ahí, y nocaiga abajo al sarro para que no lo excarve ni lo extienda, que salga todo llano”. Hay que poner los céspedes, todo el bordilloque haga el bayarte hay que poner todo alrededor. Los pezgueros colocan los céspedes alrededordel bayarte para ayudar al ahogo, procurando que no quede ninguna fisura y el fuego seapague sofocado. Tras pinchar el encañe del fondo de la cocedera,la pez diluida inunda la artesa. La misma vara utilizada para agujerear sirvede regulador de la salida del fluido. El vaho que desprende el líquido tiene propiedadesmedicinales y los médicos recomendaban su inhalación a los enfermos de las vías respiratorias. “Pues la gente aquí venían a respirarhumo de éste para los bronquios, para los pulmones. Entonces aquí venían: si no les daba latos aguantaban, pero si les daba la tos, ya se caminaban”. Poco a poco, entre humos y olores, la artesase va llenando de un fluido viscoso de color pardo negruzco y olor característico. En el momento en que toda la pez de la cocederallega a la artesa, los pezgueros retiran la canal que las unía y tapan con barro el agujeropara evitar que entre agua en el cajón de madera. Siempre quedan restos de pez fijados en elsuelo y en las paredes de la cocedera que no cesan de arder. La mejor solución para evitar sustos conel fuego es apagarlo. El trabajo ha terminado por el momento. Se puede celebrar que la hornada ha sido unéxito y que el resultado ha merecido el esfuerzo que refleja la artesa. La pez deberá reposar durante cuarenta yocho horas. En ese tiempo, el líquido modifica su estadohasta convertirse en un sólido bloque opaco cuya estructura compacta y superficie lisalo asemejan al cristal. Será entonces el momento de prepararlo parala venta. Dos días después hay que liberar la pezdel recipiente que le ha dado forma. Lo primero que hay que hacer es quitar elbarro que rodea los largueros y que ha cumplido perfectamente la misión de impedir cualquierposible fuga de líquido. “Bueno, esto está. Ahora vamos a pasar a quitar los tablones”. El procedimiento para quitar los tablonesconsiste en rayar la pez siguiendo las líneas de los bordes interiores de la artesa. La sustancia resinosa, al solidificarse, haquedado pegada a la madera. Con unos golpes meticulosos y precisos delhacho, uno de los pezgueros recorre los laterales hasta conseguir desprenderla. “Bueno, ahora vamos a proceder a despegarla pez del suelo porque está... tiene ventosa, y entonces tenemos que hacerle aquí un pequeñoorificio pa poder meter una palanca”. No le metas en la misma señal la azada; métesela más allá. Estamos levantándola y tenemos miedo quese nos vaya a partir por donde ella quiera”. “Hala majita no te rompas, no te rompasmajita”. Los pezgueros cortan la pez en varios trozosdenominados tercios, cuyo peso oscila entre los sesenta y los setenta kilos. Esta fragmentación facilita su carga y transportedesde el horno hasta los lugares de destino. Siguiendo la misma técnica de levantar elbloque de pez, colocar un “palanco”, rayar la superficie por la línea divisoria y presionarla con las manos hasta que quiebra por su propio peso, los artesanos van separando los tercios. “El trozo es superior. Han salido estupendamente. Ya ves oro, oro todo. Oro negro”. “Primer tercio, 63 kilos”. Los pezgueros utilizan una balanza romanapara calcular el peso de cada tercio. Éste era el momento de negociar el preciode la pez con los compradores o calcular el dinero que en concepto de oro negro guardabanen las casas hasta ponerlo a la venta. “Joder, qué burro más alto, la Virgen”. La espalda de los pezgueros ha sido el mediode transporte para sacar del horno los tercios de pez. Termina aquí el proceso de elaboración tradicionalde la pez que, generación tras generación, han venido practicando los pezgueros de Quintanarde la Sierra para abastecer al mercado español de este producto que tenía gran demanda entiempos pasados. A la pez rubia o común, que se extraía dela madera de pino, brillante y quebradiza, con un color pardo amarillento característico,se le daba diferentes aprovechamientos: los calafateros la aplicaban a los caparazonesde madera de las embarcaciones para revestirlos e impermeabilizarlos; los boteros recubríancon ella el interior de las botas y odres de cuero para que resistieran y conservaranlos líquidos; los ganaderos marcaban la propiedad de sus animales fijando con un hierro la pezcaliente en la lana. Todos estos usos contribuyeron a manteneruna demanda permanente de la pez de Quintanar que se vio desplazada por completo con laimplantación del petróleo y sus derivados. En la actualidad, han sido estos últimospezgueros de Quintanar de la Sierra quienes, en memoria de sus antepasados, han rescatadodel olvido el Horno de Mataca para hornear con ilusión y entusiasmo la pez de sus recuerdos.

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