Cameron Russell: El aspecto no lo es todo. Créanme, soy modelo

Cameron Russell: El aspecto no lo es todo. Créanme, soy modelo

Traductor: Veronica Martinez StarnesRevisor: Luis Javier Salvador Hola. Me llamo Cameron Russell, y desde hace un tiempo, soy modelo. Para ser precisos, desde hace 10 años. Y siento que en este momento hay una tensión incómoda en la sala porque no debería haberme vestido así. (Risas) Por suerte, he traído ropa para cambiarme. Este es el primer cambio de ropa en un escenario de TED; así que ustedes tienen mucha suerte de presenciarlo, creo. Si algunas de las mujeres se horrorizaron cuando aparecí, no tienen que decírmelo ahora, pero lo averiguaré más tarde en Twitter. (Risas) También quiero señalar que tengo el privilegio de poder cambiar lo que piensan de mí en tan solo 10 segundos. No todo el mundo tiene esa oportunidad. Estos tacones son muy incómodos; menos mal que ya no tengo que usarlos. La peor parte es pasar este suéter por la cabeza, porque es cuando van a reírse de mí, así que no hagan nada mientras me cubre la cabeza. Muy bien. ¿Por qué he hecho esto? Ha sido embarazoso. Bueno, espero que no tanto como esta foto. La apariencia es poderosa, pero también superficial. He cambiado totalmente lo que pensaban de mí en seis segundos. Y en esta foto, nunca había tenido un novio en la vida real, estaba totalmente incómoda y el fotógrafo me decía que arqueara la espalda y que acariciara el cabello del chico. Por supuesto, salvo con cirugía o un bronceado artificial como el que me hice hace dos días para el trabajo, hay muy poco que podamos hacer para transformar nuestro aspecto, el cual, aunque superficial e inmutable, tiene un gran impacto en nuestras vidas. Así que hoy, para mí, ser valiente significa ser honesta. Estoy en este escenario porque soy modelo, porque soy una mujer bonita y blanca, y en mi sector laboral, eso es ser una chica sexy. Voy a responder las preguntas que la gente siempre me hace, pero de forma sincera. La primera pregunta es, ¿cómo se llega a ser modelo? Y siempre digo: «Un cazatalentos me descubrió», pero eso no significa nada. La verdadera razón por la que me hice modelo es porque gané la lotería genética, y soy la beneficiaria de una herencia, y tal vez se estén preguntando cuál es esta herencia. Bien, en los últimos siglos no solo hemos definido la belleza como salud, juventud y simetría, las cuales estamos biológicamente programados para admirar, también la hemos asociado a una alta y esbelta figura, a la feminidad y a una piel blanca. Y esa es mi herencia, herencia que he sabido aprovechar para ganar dinero. Y sé que hay gente en el público que ahora se muestra escéptica, y tal vez haya algunos amantes de la moda que digan... «Espera. Allí están Naomi, Tyra, Joan Smalls, Liu Wen». En primer lugar, los felicito por saber tanto de modelos. Es sorprendente. (Risas) Pero lamentablemente tengo que informarles que en 2007, un estudiante de doctorado de la Universidad de Nueva York contó todas y cada una de las modelos en la pasarela, y de las 677 modelos contratadas, solo 27, es decir, menos del 4 %, no eran blancas. La siguiente pregunta que la gente siempre me hace es: «¿Podré ser modelo cuando sea mayor?» Y mi primera respuesta es: «No sé, no me encargo de eso». Pero después, lo que realmente les diría a cada una de estas niñas es: «¿Por qué? Puedes ser lo que quieras. Puedes ser presidenta de los Estados Unidos, o la inventora del próximo internet, o una cirujana cardiotorácica ninja y poeta, lo cual sería impresionante, ya que serías la primera». (Risas) Si después de esta lista espectacular, todavía insisten, «No, no, Cameron, quiero ser modelo», entonces les digo: «Sé mi jefa». Porque yo no estoy a cargo de nada, y tú podrías ser la jefa de redacción de la revista Vogue estadounidense o la directora ejecutiva de H&M, o la próxima Steven Meisel. Decir que de mayor quieres ser modelo es como decir que quieres ganar la lotería cuando seas mayor. Está fuera de tu control, es sorprendente, y no es un trabajo que puedas elegir. Voy a demostrarles todo lo que aprendí en 10 años como modelo, ya que, a diferencia de la cirugía cardiotorácica, puede resumirse ahora mismo. Si el fotógrafo está allí y la iluminación está aquí, por ejemplo, un buen foco HMI, y el cliente dice: «Cameron, queremos una foto caminando». Pues bien, esta pierna va primero, larga y hermosa, un brazo va hacia atrás y el otro hacia adelante, la cabeza está a tres cuartos, y me muevo así una y otra vez, solo eso, y luego miro a mis amigos imaginarios detrás de mí, 300, 400, 500 veces. (Risas) Obtendremos algo como esto. (Risas) Con un poco de suerte, no tan fingido como esta foto del centro. No sé qué pasó allí. Lamentablemente, una vez que ya hayas acabado tus estudios, y tengas un currículum y unos trabajos a tus espaldas, ya no importará lo que digas, es decir, si dijeras que deseas ser presidenta de los Estados Unidos, pero tu currículum dijese: «Modelo de ropa interior durante 10 años», la gente te miraría raro. La siguiente pregunta que la gente siempre me hace es si todas las fotos se retocan. Y sí, prácticamente se retocan todas las fotos, pero eso es solo una pequeña parte de lo que sucede. Esta fue la primera foto que me tomaron, y también la primera vez que usé un bikini, y ni siquiera tenía aún mi periodo. Sé que estamos entrando en el terreno personal, pero era una niña. Así lucía junto a mi abuela unos meses antes. Estas 2 fotos son del mismo día. Mi amiga vino conmigo. Aquí estoy en una fiesta de pijamas unos días antes de las fotos para la Vogue francesa. Aquí estoy con mi equipo de fútbol y en la revista V. Y esta soy yo en la actualidad. Y espero que se den cuenta de que no soy yo en esas fotos. Son creaciones de un grupo de profesionales, peluqueros, maquilladores, fotógrafos y estilistas, y todos sus ayudantes y gente de pre y postproducción, y logran crear esto. Esa no soy yo. Bueno, la siguiente pregunta que la gente siempre me hace es: «¿Consigues cosas gratis?» Tengo demasiados tacones de 20 cms y que nunca uso, excepto el par anterior, pero los privilegios que obtengo son los que obtengo en la vida real, y de los que no nos gusta hablar. Crecí en Cambridge, y una vez fui a una tienda y me olvidé de llevar dinero, y me dieron el vestido gratis. Cuando era adolescente, viajaba con mi amiga que era una pésima conductora; se saltó un semáforo en rojo y, por supuesto, nos pararon, y bastó un «lo siento, agente» para poder seguir conduciendo. Disfruto de estos privilegios por mi aspecto, no por lo que soy. Y hay gente que está pagando un precio por su aspecto sin importar quiénes son. Vivo en Nueva York, y el año pasado, de los 140.000 adolescentes a los que se les paró y registró, 86 % eran negros y latinos, y la mayoría de ellos eran hombres jóvenes. Y solo hay 177.000 jóvenes negros y latinos en Nueva York, por lo que para ellos, no es una cuestión de «¿me pararán? », sino de «¿cuántas veces me pararán? ¿Y cuándo?» Al investigar para esta charla, me enteré de que al 53 % de las niñas de 13 años en los Estados Unidos no les gusta su cuerpo, y esa cifra se eleva al 78 % a los 17. Así pues, la última pregunta que la gente me hace es: «¿Cómo es la vida de una modelo?» Y creo que la respuesta que esperan es: «Si eres un poco más delgada y tienes el pelo más brillante, te sentirás muy feliz y estupenda». Y detrás de las cámaras, damos una respuesta que tal vez así lo parezca. Decimos: «Es realmente maravilloso viajar, y también increíble poder trabajar con gente creativa, ingeniosa y apasionada». Y todo eso es cierto, pero es solo una parte de lo que sucede, porque lo que nunca decimos delante de las cámaras, lo que yo nunca he dicho delante de ellas, es: «Soy insegura». Y lo soy porque tengo que preocuparme por mi aspecto todos los días. Y si alguna vez se preguntan: «Con unas piernas más delgadas y el cabello más brillante, ¿seré más feliz?» solo tienen que reunirse con un grupo de modelos, porque tienen las piernas más delgadas, el cabello más brillante y la ropa más a la moda, pero probablemente sean las mujeres físicamente más inseguras del planeta. Mientras escribía esta charla, me resultaba muy difícil lograr un equilibrio honesto, porque por un lado, me hacía sentir muy incómoda el hecho de venir aquí y decir: «Me he aprovechado de una situación que me beneficiaba», y también era muy embarazoso proseguir con: «Y no siempre me hace feliz». Pero sobre todo era difícil analizar una situación de opresión racial y de género cuando yo soy una de las mayores beneficiarias. Pero también me siento feliz y honrada de estar aquí y creo que fue un acierto que viniese antes de que pasaran 10, 20 o 30 años más y tuviera más experiencia en mi carrera, porque entonces tal vez no contaría la historia de cómo conseguí mi primer trabajo, o cómo pagué la universidad, que es tan importante ahora. Si hay algo que retener de esta charla, espero que todos se sientan más cómodos al reconocer el poder de la imagen en la percepción que tenemos del éxito y del fracaso. Gracias. (Aplausos)

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