Meg Jay: Por qué los 30 no son los nuevos 20

Meg Jay: Por qué los 30 no son los nuevos 20

Traductor: Pablo CasteloRevisor: teddy fres Cuando estaba en mis 20s, vi a mi primer cliente de psicoterapia. Yo era una estudiante doctoral enpsicología clínica en Berkeley. Ella era una mujer de 26 años llamada Alex. Alex entró a laprimera sesión usando vaqueros y un top holgado, se tiró en el sofáde mi oficina se quitó los zapatos y me dijo que quería hablar de sus problemas con los hombres. Cuando escuché esto,me sentí tan aliviada. Mi compañera de clase tuvo un pirómano como primer cliente. (Risas) Y a mí me tocó una veinteañera que quería hablar de hombres. Creí que podía manejarlo. Pero no lo hice. Con las historias chistosasque Alex traía a las sesiones, se me hizo fácil solomover la cabeza mientras que retrasabamos la solución. "Los treinta son los nuevos veinte", decía Alex, y por lo que yo veía, ella tenía razón. Uno empieza a trabajar después,se casa después, tiene hijos después, hasta la muerte pasa después. Para veinteañeros como Alex y yo había tiempo de sobra. Pero poco después,mi supervisor me presionó para presionar a Alex que hablarasobre su vida amorosa. Yo me resistí. Dije, "Claro, está saliendo contipos debajo de su categoría, se acuesta con uncabeza hueca, pero no es como si fueraa casarse con él". Y entonces mi supervisor dijo, "Todavía no, pero tal vezse case con el próximo. Además, el mejor momento para trabajar en el matrimonio de Alex es antes de que se case". Esto es lo que los psicólogosllaman un momento "¡Ajá!". Fue cuando me di cuenta que loslos 30s no son los nuevos 20s. Sí, la gente sienta cabeza después de lo que se acostumbraba, pero esto no hizo que los 20s de Alex fueran una pausa en su desarrollo. Esto hizo que los 20s de Alexfueran el momento perfecto y lo estábamos desperdiciando. Entonces me di cuenta, que esta clase de negligencia benigna era un problema real y tenía consecuencias reales, no solo para Alex ysu vida amorosa sino para las carreras,las familias y los futuros de veinteañeros de todos lados. Hay 50 millonesde veinteañeros en Estados Unidos, hoy día. Esto significa el 15% de la población, o el 100% si consideran que nadie llega a la adultez sin pasar antes por los 20s. Levanten la manosi están en sus 20s. Quiero ver a losveinteañeros de aquí. Oh, ¡Sí! Son increíbles. Si trabajan con veinteañeros,aman a un veinteañero, les quita el sueño un veinteañero, quiero ver. Está bien. Increíble, los veinteañeros de verdad importan. Yo me especializo en losveinteañeros porque creo que cada uno de esos 50 millones de veinteañeros merecen saber lo quelos psicólogos, sociólogos, neurólogos y especialistas en fertilidad ya saben: que reclamar sus 20s es una de las cosas más simples, y más transformadoras,que pueden hacer por trabajo, por amor,por su felicidad, tal vez hasta para el mundo. Esta no es solo mi opinión.Estos son los hechos. Sabemos que el 80% de los momentos claves en la vida pasarán a los 35 años. Esto significa que 8 de cada 10 decisiones y experiencias y momentos "¡Ajá!" que le dan forma a su vida habrán pasado paracuando tengan 30 y tantos. Personas de más de 40,no entren en pánico. Este público va a estar bien, creo. Sabemos que los primeros10 años de una carrera tienen un impacto exponencial sobre la cantidad de dinero que ganarán. Sabemos que más de la mitadde los estadounidenses están casados, viven o están saliendo con su pareja futuraa los 30 años. Sabemos que el cerebrotermina su segunda y última etapa de crecimiento en sus 20s y se reprograma para la adultez, lo que significa que si hay algoque quieran cambiar de sí mismos, ahora es el momentopara cambiarlo. Sabemos que la personalidadcambia más veces durante sus 20s que en cualquier otromomento de la vida y sabemos que la fertilidad femenina llega a su tope a los 28, y las cosas se vuelvencomplicadas a los 35. Los 20s son el momentopara educarse sobre su cuerpo ysus opciones. Cuando pensamos enel desarrollo del niño, todos sabemos que los primeros 5 años son cruciales para el lenguaje y el apego en el cerebro. Es un momento en el que su vida diaria y común tiene un impacto desmedido en la persona que se convertirán. Pero lo que no escuchamos con frecuencia es que hay algo llamado desarrollo adulto y nuestros 20s son un momento críticoen el desarrollo adulto. Pero esto no es lo que los veinteañeros están escuchando. Los periódicos hablan sobre cambiosen la línea del tiempo de la adultez. Los investigadores llaman a los 20suna adolescencia extendida. Los periodistas le acuñan nombres ridículos a los veinteañeros como "twixters" y "kidults." Es verdad. Como cultura, hemos consideradouna trivialidad lo que en realidad es la década que define la adultez. Leonard Bernstein decía quepara lograr grandes cosas, necesitas un plan yno suficiente tiempo. ¿No es verdad? ¿Qué creen que pasa cuando le dan palmadas a un veinteañero en la cabeza y le dicen, "tienes otros 10 añospara empezar tu vida"? No pasa nada. Le robaron a esa persona elsentido de urgencia y su ambición y no pasa absolutamente nada. Y luego todos los días, veinteañerosinteligentes, interesantes como ustedes o sus hijos e hijas llegan a mi oficina y dicen algo así: "Ya sé que mi noviono es bueno para mí, pero esta relación no cuenta.Solo estoy matando tiempo". O dicen, "Todos dicen que mientras empiece una carrera antes de los 30, todo estará bien". Pero luego empiezaa sonar algo así: "Mis 20s están por terminarse y todavía no tengo nada que mostrar. Tenía mejor currículum el día que me gradué de la universidad". Y después empieza a sonar algo así: "Mis citas durante los 20s eran como el juego de las sillas. Todos corrían y se divertían, pero luego en algún momentoalrededor de los 30, se apagó la música y todos comenzarona sentarse. Yo no quería ser la únicaque se quedara parada, así que a veces pienso queme casé con mi esposo porque él era la silla más cercana cuando tenía 30". ¿Dónde están los veinteañeros aquí? No hagan eso. Bueno, eso suena un poco extremo,pero no se equivoquen, los riesgos son muy altos. Cuando se dejan muchas cosas para los 30s, hay una enorme presióna los treinta y tantos de empezar una carrera, elegir una ciudad, elegir una pareja, y tener dos o tres hijos en un periodode tiempo mucho más corto. Muchas de estas cosasno son compatibles, y hay investigaciones que empiezan a mostrar, que es mucho más difícily estresante hacer todo de una veza los 30s. La crisis de la mediana edad post-milenio no se trata de comprarautos deportivos rojos. Se trata de darte cuenta que no puedestener la carrera que quieres ahora. Darte cuenta que no puedes tener el hijo que quieres ahora, o que no le puedes dar un hermano a tu hijo. Muchos treintañeros y cuarentones se ven a sí mismos, y a mí,sentados en la habitación, y hablan sobre sus 20s, "¿Qué estaba haciendo?¿En qué estaba pensando?" Quiero cambiar lo quelos veinteañeros estén haciendo y pensando. Aquí les va una historiade cómo podría ser. Es una historia sobre una mujer llamada Emma. A los 25, Emma llegó a mi oficina porque estaba, en sus propias palabras,teniendo una crisis de identidad. Decía que le gustaría trabajar en el arte o en el entretenimiento,pero todavía no se podía decidir, así que pasó los últimos añostrabajando como mesera. Como era más barato,vivía con un novio que mostraba más temperamentoque ambición. Y a pesar de vivir unos 20s muy difíciles, su vida anterior había sido aún más difícil. Lloraba frecuentementeen nuestras sesiones, pero luego se levantabaella misma al decir, "Uno no elige a su familia,pero puede elegir a sus amigos". Bueno, un díaEmma llegó puso su cabezasobre sus piernas y lloró durante casi toda la hora. Acababa de comprar una nueva libreta para directorio, y había pasado toda la mañanallenándola con sus muchos contactos, pero luego se quedó viendo el espacio vacío que sigue despuésde las palabras "En caso de emergencia,por favor llame a..." Estaba a punto de la histeriacuando me vio y dijo, "¿Quién va a estar para mísi tengo un accidente automovilístico? ¿Quién me va a cuidarsi me da cáncer?" En ese momento,me costó mucho trabajo resistir y no decir, "Yo". Lo que Emma necesitaba no era una terapista que de verdadse preocupara. Emma necesitaba una vida mejor,y yo sabía que esta era su oportunidad. Yo había aprendido mucho desde que trabajé con Alex como para solo sentarme mientrasla década decisiva de Emma pasaba delante. Así que, durante las siguientessemanas y meses, le dije a Emma tres cosas que todo veinteañero, hombre o mujer, merece saber. Primero, le dije a Emma que se olvidara de esa crisis de identidad y consiguiera capital de identidad. Por capital de identidad,me refiero a hacer algo que agregue valora su persona. Hacer algo que seauna inversión en lo que quierenser después. No sabía el futurode la carrera de Emma, y nadie sabe el futuro del trabajo, pero sí sé esto: capital de identidad generacapital de identidad. Así que ahora es el momento para ese trabajo del otro lado del país, de ese internado, de esa empresaque quieren probar. No estoy descartandola exploración veinteañera, estoy descartando la exploración que no debería de contar, que, por cierto, no es exploración, es procrastinación. Le dije a Emma que explorara trabajos y que los hiciera contar. Segundo, le dije a Emma que lastribus urbanas están sobrevaloradas. Los mejores amigos son excelentespara llevarte al aeropuerto, pero los veinteañerosque se juntan con amigos con mentes similaresse limitan en cuanto a quién conocen, qué conocen, cómo piensan,cómo hablan, y dónde trabajan. Esa nueva pieza de capital,esa nueva persona con quien salir casi siempre viene de fuerade su círculo más cercano. Las cosas nuevas vienen de lo que se llaman vínculos débiles amigos de amigos de sus amigos. Sí, la mitad de los veinteañeros tienen un mal trabajo o no tienen trabajo. Pero la otra mitad no,y los vínculos débiles son la forma de colarte a este grupo. La mitad de los trabajos creados nunca se publican, entonces, conocer al jefe de tu vecino es la forma de conseguirun trabajo no publicado. No es hacer trampa. Es la cienciade cómo la información se pasa. Por último pero no menos importante, Emma creía que uno no elige a su familia,pero sí a sus amigos. Esto era verdadcuando estaba creciendo, pero como veinteañera, Emma pronto eligirá a su familia. cuando tenga una pareja y forme su propia familia. Le dije a Emma que el tiempopara elegir su familia había llegado. Tal vez piensan que los 30 es mejor edadpara sentar cabeza que los 20 o incluso los 25 y estoy de acuerdo con ustedes. Pero elegir a la persona con la que vives ahora o te acuestas ahora cuando todos en Facebook comienzan a caminar hacia el altar no es progreso. El mejor momento paratrabajar en tu matrimonio es antes de que lo tengas, y eso implica ser tanintencional en el amor como lo eres en el trabajo. Elegir tu familia debe seruna elección consciente de quién y quées lo que quieren en lugar de solo hacerlo funcionar o matar tiempo con quien sea que los elija a ustedes. ¿Entonces, qué pasó con Emma? Bien, revisamos ese directorio, y ella encontró al compañero de cuarto de un primo que trabajaba en un museo de arte en otro estado. Este vínculo débil le ayudó a conseguir un trabajo ahí. Esa oferta de trabajole dio una razón para dejar al noviocon el que vivía. Ahora, 5 años después, es organizadora especial de eventos en museos. Esta casada con un hombreque eligió conscientemente. Ama su nueva carrera,ama su nueva familia, y me envío una cartaque decía, "Ahora los espaciosde contactos de emergencia no son lo suficientemente grandes". La historia de Emmapuede sonar fácil, pero eso es lo que me encantade trabajar con veinteañeros. Es muy fácil ayudarles. Los veinteañeros son como aviones que salen del aeropuerto de Los Ángeles, que salen a algún lugar del oeste. Justo antes del despegue,un ligero ajuste en su trayectoria hace la diferencia entre aterrizar en Alaska o en Fiji. De la misma manera, a los 21 o a los 25 e incluso a los 29, una buena conversación,un buen descanso, una buena charla TEDpuede tener enormes efectos en los años siguientes o incluso en las generaciones siguientes. Aquí esta mi ideadigna de difundir a todos los veinteañerosque conozcan. Es tan simple como lo queaprendí a decirle a Alex. Es lo que ahoratengo el privilegio de decirle a veinteañeros como Emma todos los días: Los treintas no son los nuevos 20s,reclamen su adultez, consigan capital de identidad,usen sus vínculos débiles, elijan a tu familia. No se dejen definirpor lo que no sabían o lo que no hicieron. Están decidiendosu vida hoy. Gracias. (Aplausos)

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