Olegaria, la MAESTRA ALFARERA. Recogida de tierra y cocción de piezas en horno de leña | Documental

Olegaria, la MAESTRA ALFARERA. Recogida de tierra y cocción de piezas en horno de leña | Documental

En las extensiones de los campos sayaguinos,en la provincia de Zamora, muchos días del año, una mujer recorre con un canasto a susespaldas las parcelas que heredó de su familia: Es Olegaria, la alfarera de Pereruela. A golpede azada esta mujer trata de obtener de las entrañas de la tierra pequeños puñadosde barro rojo que utilizará como materia prima en su trabajo. “Pues en unas fincas particulares que yatenían los abuelos. En todos los sitios no sale. En algunos hay que picar muchas veces,tres o cuatro sitios. Muy cansado, hay que cavar muy hondo para que salga el bueno. Sinos encontramos que hemos hecho ya el hoyo, que no sale bueno y son piedras, pues miracomo se nos cansa el cuerpo y tenemos que volver a empezar, a hacer otro hoyo, y asínos llevamos a lo mejor una hora para llevar un cestito que no nos da para trabajar eldía, pero... este trabajo es así.” Olegaria no almacena la tierra que necesita.Cada vez que va a hacer piezas prefiere trabajarla recién sacada del campo para que no pierdasu textura característica. “Porque tiene otra tez, está más ligosoabajo. Este por ejemplo que cavo aquí no vale, se nos rompería la pieza. Entonces,pegas un poco más hondo y ya te sale el bueno. Este es un barro que ya puedes hacerlo, perohay que ablandarse.” Olegaria trata de seleccionar en el propiocampo la tierra de calidad para no tener que cargar hasta su casa más peso del necesario. “Lo más costoso es ésto, el venir a trabajarloaquí, que no podemos poner una máquina porque nos envuelve lo de arriba y lo de abajo yse nos estropea. Después de poner el trabajo no sacamos nada.” Olegaria ya tiene la cantidad de barro quenecesita para el próximo trabajo. Con el “rebuz” bien atado a su cintura para protegerselos riñones, esta alfarera tradicional de Pereruela se carga a las espaldas el canastocon el barro seleccionado y lo lleva hasta su casa para echarlo en el “pilo”. “Pues he echado el barro en el pilo quellamamos, para que se ablande y mañana poderlo trabajar. Toda la noche tiene que estarseablandando y mañana lo tengo que mezclar con otro blanco, amasarlo y me pongo a hacercazuelas, pucheros, hornos, de lo que me cuadre. Un día a lo mejor hago una cosa y otro hago otra El Diccionario de Madoz, cuando habla de laindustria alfarera en Pereruela, ya nos informa que “el barro para la fabricación es detal calidad, que se endurece tanto más se tiene en el fuego.”Efectivamente el secreto del barro está en una tierra blanca que da a las piezas la consistenciay el poder refractario característico. “Para envolver con el rojo para hacer lascazuelas o los hornos, pucheros, tinajas, botijos, hacemos de todo un poquito. Lo llamamosdescansar, una vez que llevamos el barro que nos cuesta tanto trabajo apañarlo, que hayque escogerlo mucho y cargar con él, pues luego nos ponemos a descansar haciendo, decimosdescansar, mire que descanso.” En el propio terrero, Olegaria saca las piedrase intenta llevarse la tierra lo más limpia posible. “Porque así ya lo tenemos trabajau paradespués envolverlo con el rojo, es que tiene que ser muy desmenuzau, es que le quitamostodas las piedritas que tiene.” En Pereruela, la alfarería, a pesar de sudureza, siempre ha sido un trabajo realizado por las mujeres. Los hombres sólo intervienenen el proceso de cocción. “Esto siempre han sido las mujeres, loshombres sólo para ayudárnoslo a cocer, lo demás no lo hacían nunca los hombres, sele hacía feo. Se le hacía más a las mujeres feo, este no era trabajo de hombres. Aunquees un trabajo muy duro, nunca es trabajo de hombres. Un señor que se quedó viudo quese le murió la mujer y le sacaron canción y todo porque se puso a hacer las cazuelaspara poder comer.” “Esto se llama el rebuz, unos trapos, unsaco, una cosa que nos ponemos para que no nos dañe el cesto los riñones y para queno se nos resbale. Es muy largo el camino, es mucho el peso que tiene el cesto y entoncestenemos que intentar alguna cosa.” Olegaria prepara la tierra blanca ya cribada,seca y desmenuzada, para envolver el barro rojo que ha estado toda la noche a remojo. “Toda la noche. Lo echamos sobre las ochoo las nueve de la tarde, si es en el tiempo de invierno, en cuanto se escurece y lo dejamoshasta la mañana siguiente, para que esté bien blando. Luego ahora hay que envolvercon otro blanco para poderlo trabajar.” Cada día esta alfarera amasa sólo el barroque necesita para las piezas que va a fabricar. “Ahora tengo que darle con la mano, otravez bastante porque no está todavía bien, pero ahora ya se hace mejor con la mano. Depaso, según tiene chinas, se le van quitando. Por ejemplo, ésto son piedras. Olegaria no necesita a nadie para amasar elbarro. Y es que, para las alfareras de Pereruela era una humillación que los hombres intervinieranen el proceso. “Nos avergonzábamos si los hombres nostocaban el barro.” Llega el momento de hacer las piezas. Olegariacoloca sobre la rueda una plantilla, que le servirá de base para hacer una cazuela ovalada.Son muchos los tipos de piezas de vajilla para fuego tradicionales de Pereruela, peropocas las unidades que se pueden hacer en una jornada. “Pocas, porque es muy trabajoso y tenemos...entre que preparas el barro, cuando nos ponemos en la rueda a hacer las piezas nos ponemosa descansar y es trabajar. Hasta hace pocos años Olegaria trabajabaarrodillada en el suelo. Hoy, la pequeña silla de patas bajas supone una comodidadpara este duro trabajo. Con el “fito”, que es un trozo de cueromojado, esta alfarera alisa la superficie de la pieza, tratando de reducir las imperfeccionespropias de una obra hecha totalmente a mano siguiendo la tradición. “Condenada de piedra. Ahora que tengo hechala cazuela me va a salir aquí. La tengo que quitar, porque luego al secarse se me rompela cazuela.” “Ahora le paso el “jañadero” porquemuchas señoras, después de que la ven a la puerta nos dicen: Qué cazuela más malhecha, parece que tiene ondas. Este se le hago un pico para poder echar la salsa. Para hacer las piezas redondas, Olegaria marcacon agua la plantilla para centrarla sobre la rueda. El proceso también comienza porpreparar el fondo a base de golpes con sus manos. Sobre él aplica un churro de barroamasado a mano que, poco a poco, formará la pared de la cazuela. Para alisar la superficie de las piezas utilizael “jañadero” que es un trozo de madera de tonel. Con el “fito” de cuero mojado, la alfarerapule el barro para que se noten menos las asperezas propias de este tipo de cerámica. “Voy a hacer una tapadera milagrosa, quela usamos para poner a los riñones, o al vientre, a la tripa cuando le duele, se calientamuy fácil a la lumbre, se envuelve en un paño y se pone a la tripa o en donde tengas.En vez de un adobe o un ladrillo se pone la tapadera.”“Eso funciona muy bien, y guarda mucho la calor y es mejor que una plancha.” Pero Olegaria también fabrica algunas piezasgrandes, como las tinajas para el agua, a las que les aplica una decoración en cordoncillo. “Para un adorno de la tinaja. Se llaman-brincos-, se dice vamos a poner los brincos, en vez de dejarla lisa que queda más fea,pues le ponemos este barro. Hay que ir poniéndoselo poco a poco..” A pesar de la decoración y de todos los intentospor mejorar la obra, la belleza de estos recipientes hechos a mano y sin torno se encuentra, precisamente,en ese sabor primitivo similar al de las piezas arqueológicas. Y es que, la técnica alfarerade Pereruela no difiere de la que se utilizaba hace algunos milenios. Pero la pieza más importante y tradicionalde Pereruela es el horno de pan. Olegaria comienza su fabricación, comprobando conel dedo el grueso del fondo. “Para ver cómo va de grueso. Si va de máspesa y no hace falta, y si va de menos, a lo mejor se abre.” Sobre la base aplica el churro de barro, queluego convertirá en pared. Para hacer esta pieza, Olegaria no utiliza la rueda, ahoraes ella la que gira alrededor de su obra. Esta es la pieza que más tiempo de trabajolleva y la que más barro necesita. El proceso de echar la pared es lento y hay que hacerloen dos o tres fases. “Se tiene que ir levantando poco a pocoporque este barro si no, se cae al suelo. “La pared es gruesa, para que guarde lacalor para poder... antes se hacía el pan, ahora se hace lechazo.” “Más o menos, Ya. Ahora tengo que dejarloque se seque, y luego cuando se seque, ponemos otro trozo de barro.” Cuando la pared ya se ha secado un poco, yha pasado el peligro de que se caiga, Olegaria vuelve a subir otro trozo, aplicando el churrode barro sobre el borde, para estirarlo después con sus dedos, manteniendo el grueso en toda la pieza. “Ahora tenemos que poner aquí arriba unpoco de barro, pero hay que esperar que está todavía un poco húmedo y se puede estropear. Al día siguiente, cuando la obra está seca,Olegaria prepara la puerta del horno. “Este borde se le hace para que quede bonito,porque si cortamos a cualquier manera parece que queda más feo a la vista de la gente.aún ésto no pasa nada porque hay que entoñarlo, como si dijéramos. Esto tiene que ir cubiertode otra arena, de otro barro y esto no se le va a ver, pero al comprarlo y al hacerloasí que se ve, queda más bonito.” “Hacemos este agujero porque sale el aire,cuando lo tapamos arriba, que no se reviente.” Con la tablilla pica el borde de la paredpara continuar añadiendo barro en esta última fase. “Es un picau para que pegue bien un barro al otro.” Cuando el barro de la pared está lo suficientemente seco como para no caer, Olegaria cierra el horno. “Esto ahora, hay que coger y tirarlo, olo estropeamos y cogemos para que se haga barro, porque es un barro ya duro, te cuestamás que preparar otro... Y luego la boca se la preparamos a la medida, porque si noésto le quedaría muy pobre.” Conforme la alfarera terminaba las piezas, las iba extendiendo en el suelo para que se secaran a la intemperie. Pero una tormenta amenaza y hay que recogertoda la obra que todavía está cruda. “Ahora si viene tormenta se me mojan, seme estropean, porque está en barro. Tengo que darme prisa para recoger porque se meestropea el trabajo.” Olegaria ha acudido a tiempo para poner acubierto las piezas crudas, y evitar así que se noten las marcas del agua o que seestropee todo el trabajo. “Pues todas las pintas señaladas, puestodas se quedan marcadas, quedan después como cuando en el cuerpo son pecas, que nosabes lo que es, quedan en las piezas. Bueno, pues están feas, no se venden.” Esta alfarera tradicional de Pereruela seencarga también de cortar y llevar, poco a poco, los 80 haces de rama de monte bajoque necesita para cada hornada. “Pues ahora voy a apañar esta leña paracocer las cazuelas. Empleábamos escoba, que es ésto, echa una flor amarilla, empleamospiorno que el piorno es similar, sólamente que aquí tiene pinchos. y claro, como noslastima las manos, preferimos coger éstos.” “Necesitamos arbusto, sí, más bien lashierbas bajas, la escoba, el tomillo que se llama, la jara, que en casos también la usamos,no mucho porque es muy fuerte, da mucha calor tiene mucho tronco, y entonces lo que queremosmás bien son ramas.” “Solamente es que ésta da llama y lo quenecesitamos es que la llama suba hasta la última cazuela, y si es mata gorda o palono nos da llama, da mucha calor, se nos asfixian las cazuelas por decir de alguna manera, sepasan de cocidas y no les sale brillo. “Ando limpiando el polvo que siempre cogenpara que me pegue el brillo. Primero le doy el juaguete, pero es que tiene que estar limpiode polvo. Como ven, siempre coge y hay que limpiarlo mucho porque si no se estropea. “Ahora voy a preparar el “juaguete” para darle a las cazuelas y luego ya le daréel vidriau, que es una clase de barro que hay que colarlo porque si no nos queda muyáspero con estas arenas.” “Hay que dar juaguete,que vamos a preparar para cocer. Entonces, ésto se llama dar el juaguete.” El “juaguete” es una mezcla de tierrasnaturales con agua, que hace de base para que agarre bien el barniz. “Porque si no se despega el brillo. Comono esté bien seco el juaguete se despega el brillo. No podemos dejar de dar el juaguetehúmedo y luego también el brillo encima húmedo.” Antes de pasar al siguiente proceso, que esel barnizado, Olegaria deja otra vez las piezas a secar a la intemperie. Pero el peligro de las tormentas estivalessigue amenazando y debe evitar que se moje la obra realizada. “Pero viene una tormenta, nos lo moja ynos lo estropea todo. Aun con estar secas lo tenemos que recoger y volverlas a sacarmañana.” La amenazadora tormenta se convierte en unintenso chaparrón. Las piezas cocidas no se alteran al contacto con el agua, por elcontrario, las crudas se podrían estropear. Una pieza ha quedado a la intemperie y elagua la deshará en poco tiempo. Cuando el clima lo permite hay que prepararel horno para cocer. Lázaro, el marido de Olegaria, se encarga de su limpieza para llenarloal día siguiente.. Por otro lado, Olegaria se encarga de dar el barniz a las piezas que se van a destinar al uso en la cocina. “Esto es el vidridiado, alcohol de alfareropara que de brillo a las cazuelas, que tienen otra vista. Al ama de casa le gustan más.La misma resistencia da sin él, pero sólo es para la cosa de la vista, el brillo. Este barniz, llamado “alcohol de alfarero”,lo da justo antes de cocer, porque si está mucho tiempo a la intemperie se convierteen polvo. Se le da para cocer mañana. Porque es muchotrabajo para el mismo día, si no, se le da y se cuece.” Esta parte del proceso, de fabricar las piezas,es la única en la que las manos de Olegaria no tocan directamente el barro, porque utilizaguantes de plástico. “Por no lavarme después las manos durasque hay que lavarlas con arena para que se quite.” Olegaria es la única alfarera de Pereruelaque sigue cociendo en horno de leña. En esta fase de llenar el horno y en la de cocer sonlas únicas en las que interviene su marido. En las primeras horas de la mañana, Maribel,la hija, les ayuda a alcanzar y colocar todas las piezas, hasta que el horno esté totalmentelleno. La base la ocupan cuatro hornos de pan y las piezas más grandes, que son lasque más fuego necesitan para que se cuezan. No hay tiempo que perder. En toda la jornadahay que llenar el horno y cocer todas las piezas. Conviene acabar cuanto antes el enfornadopara encender el fuego. Lázaro coloca ordenadamente todas las piezasque le van alcanzando Maribel y Olegaria, siempre con el interior hacia abajo para queles entre bien el fuego. Para conducir las llamas coloca unos tubosde cerámica en el centro y tejas en los lados, siguiendo el tiro del horno. Olegaria se turna con Lázaro durante el enfornado, pues éste es un trabajo muy pesado que requiere atención y paciencia. “Cazuela... Aquella tapadera...” “Una pequeñaja de esas que tenías porahí, Maribel, venga.” Cuando el horno está casi lleno, Lázarose va quedando aislado y casi inmóvil por falta de espacio, en el hueco de la escalera. Para que el fuego tire bien y cueza toda laobra por igual, el horno tiene que estar totalmente lleno y Lázaro recurre a posiciones incómodaspero eficaces. Estos alfareros cubren la parte final de hornocon cazuelas y tarteras boca abajo, que reciben mejor las últimas llamas. “Estamos cubriendo las cazuelas con trozospara que no salgan feas las de arriba.” Han pasado seis horas hasta que están colocadastodas las piezas en el horno. Llega el momento de cubrirlas con una capa de “cachos”o cascotes viejos de piezas rotas, para que se retenga el fuego y se produzca una cocción uniforme. Sin perder tiempo, Lázaro enciende el horno.Comienza la cocción o “cochura”. Por delante quedan otras seis horas de intenso trabajo. Lo primero que hace Lázaro durante la cocciónes elevar la temperatura del horno, echando los fajos secos que tiene amontonados a sualrededor. Con el forcón empuja cada fajo y lo dejaque se vaya consumiendo dentro de la caldera. El siguiente haz de leña lo echará una vezque se haya consumido el anterior, pues lo que interesa es que se produzca mucha llamay alta temperatura. Conforme se va calentando el horno, la combustión de los fajos es más rápida y las llamaradas se hacen más intensas. Cuando la temperatura ha aumentado, Lázarosube al horno para comprobar cómo se desarrolla el proceso. Durante las primeras horas, los“cachos” o cascotes se ponen totalmente negros. El proceso va bien y hay que mantenerel ritmo de combustión. A mitad de la cocción el color de los cascotesse torna blanquecino. Todas las piezas están al rojo vivo y cada vez que Lázaro echa unfajo de leña, la llama aparece con gran fuerza por arriba. Al atardecer, los cascotes ya se han puestototalmente blancos. Llega el momento de rematar la cocción, pero antes, Lázaro compruebaque las piezas de la parte superior están totalmente cocidas. Para ello, se rige, tantopor el sonido tintineante, como por el color verdoso que ha tomado la pieza al contactocon el aire. A partir de este momento, Lázaro terminade echar leña a la caldera. Sólo hay que dejar reposar durante dos o tres días elhorno, para que el rescoldo se vaya apagando y las piezas se enfríen por la acción dela temperatura ambiente. El sonido cristalino de la vajilla indicaque la obra está bien cocida. Lázaro empieza a sacar una a una las piezas del horno, ala vez que las repasa con un trozo de hoz. “Para soltar las cazuelas que están pegadas.Se pegan al cocer, con el baño. Olegaria empezó a trabajar el barro desdeniña con su madre. Sus abuelos ya eran alfareros. Hasta hace muy pocos años, recorría lospueblos de la comarca con la carga al hombro o a lomos de caballerías, para venderla ocambiarla por otros productos. “Mal vender, como si dijéramos, porquehabía de todo, una señora a lo mejor te decía tenga usted las patatas o el pan, nose le ha cocido la cazuela y otra señora te daba una miseria de patatas o pan o untrocito de tocino con moho de hacía un mes, que a lo mejor no lo comía ella y lo teníaque tirar y se lo daba a uno que iba por allí con un buen trabajo en las costillas.” Por fin llega el momento de sacar los hornosde pan, las piezas más delicadas por su tamaño y a la vez las más costosas, tanto por lacantidad de barro que llevan, como por las numerosas horas de trabajo que se han invertidoen su fabricación. Cazuelas, asadores, hornos de pan, pequeñasreproducciones, tostadores de castañas, barreñones, tinajas, tapaderas milagrosas,... Las piezasya cocidas, preparadas para su venta en el mercado, esperan en el almacén de Olegaria,junto a la obra cruda que entrará en la siguiente hornada. Pero Olegaria no se detiene en su actividad.Diariamente sigue saliendo al campo para recoger el barro rojo, y golpea la tierra con sañaesperando una justicia para esta artesanía tradicional. “Que como es un trabajo muy duro y muy costoso,los jóvenes no lo quieren seguir. No voy por parte, si me permiten ustedes, decir queesos buenos señores nos lo quieren industrializar, o sea ésto es una industria, trabajando así,pues yo creo que no. Ahora, si ellos lo ven, pues esto nos lo cobran como industria. Díganmeustedes si ésto puede ser así.”

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